miércoles, 3 de marzo de 2010

PARA EMPEZAR A DEBATIR...

Como sabéis, en esta mesa debatiremos sobre las identidades desde distintas perspectivas. Por suerte, hemos recibido propuestas de diversas disciplinas (antropología, filosofía, teoría del arte, teorías del género...), lo que nos permitirá dotar a esta mesa de un diálogo multifacético, que partirá de diversas metodologías, y utilizará diversos lenguajes. Por suerte también, y dado que el ámbito al que nos dedicaremos es bien amplio, trataremos de las identidades sociales, culturales (nacionales, étnicas, religiosas), y de género, desde las diversas disciplinas que hemos señalado antes.

Una de las cuestiones clásicas en el estudio de la identidad es la de su carácter primordial o construído; es decir, ¿existe una esencia, una identidad igual a sí misma, que permanece y que no puede ser cambiada, que determina nuestra existencia, o por el contrario, las identidades son construcciones, algo que hacemos a nuestro antojo, algo que podemos elegir y cambiar según nos interese?. Evidentemente, estos son los dos polos opuestos; dos tipos ideales que nos pueden sertvir para entender las diversas posiciones que se situan a medio camino entre estos dos. Los tonos grises que encontramos entre el blanco y el negro son numerosos, y normalmente no hay uno igual que otro.

Dejamos el fragmento de una de las comunicaciones que se debatirán en la mesa 1 del XLVII CFJ. El fragmento pertenece a la comunicación de Antonio Rubio, y su título es: "Teoría queer y excesos de masculinidad. La performatividad y su aplicación deconstructora". Espero que esto nos de el primer impulso para comenzar a debatir sobre aquello que trataremos durante los días del Congreso:





"Partiendo de los análisis más típicos del post-estructuralismo Judith Butler cuestionará las bases del feminismo clásico en su famoso libro El género en disputa. El feminismo de la subversión de la identidad (1990).

A juicio de Butler, cualquier identidad homogénea de género, sea masculina o femenina, se forma por medio de prácticas reguladoras que generan la coherencia entre sexo, género y práctica sexual. Como consecuencia a esto las identidades hegemónicas (hombre, mujer, masculino, femenino) requerirán una oposición binaria y una heterosexualidad más o menos estable o al menos generalizada. Identidades como las de “hombre” o “mujer” sólo tienen sentido dentro de un universo simbólico marcado por una heterosexualidad obligatoria que excluirá a los individuos “incoherentes” cuyos sexos no reflejen ni su género ni su práctica sexual.

Butler, atenta al dispositivo de “feminidad paródica” puesta en marcha por la drag queen (feminidad considerada por la sociedad como “copia”), denunciará la no-existencia de la masculinidad y de la feminidad como “originales”, por tanto, mujeres y hombres estarán actuando y copiando con mayor o menor fortuna un modelo inexistente. Será Beatriz Preciado quien, entre otras muchas, nos advierta que sexo, género e incluso cuerpo (considerado por la autora como elemento plástico y repleto de multiplicidades) lejos de poseer un estatuto natural, han de ser contemplados como el resultado estructural de una serie de construcciones sociales y culturales que proyectan un diseño preestablecido y generalmente perseguido so pena de estigmatización social.

Tal y como anuncia Preciado, no hay ninguna “verdad” que revelar en torno al sexo puesto que de éste todo es design. “Vivimos en la hipermodernidad punk; ya no se trata de revelar la verdad oculta de la naturaleza, sino que es necesario explicitar los procesos culturales, políticos, técnicos a través de los cuales el cuerpo como artefacto adquiere estatuto natural. El ratón de laboratorio diseñado biotecnológicamente se come a Heidegger. Buffy, la televisual vampira mutante, se come a Simone de Beauvoir . El dildo, paradigma de toda prótesis de teleproducción de placer, se come la polla de Rocco Siffredi. No hay nada que desvelar en el sexo ni en la identidad sexual, no hay ningún secreto escondido. La verdad del sexo no es desvelamiento, es sex design"."

3 comentarios:

  1. Si bien es verdad que el design no puede darse desde una absoluta falta de determinación. Me explico. El diseño de un nuevo modelo no puede llevarse a cabo con total libertad, no todo es diseñable. Siempre se parte de unos materiales ya dados; performados, pero dados. Y es que el hecho de que los modelos sean construidos no significa que la construcción agote la explicación de eso que se construye. Por decirlo de otro modo, que nuestro entorno y nosotros mismos seamos el fruto de una constitución discursiva y no una naturaleza previa a la misma no significa que cualquier cosa pueda ser construida. No dejar esto claro puede llevarnos a incurrir en el error de pensar que la sexualidad es algo que depende exclusivamente de la voluntad creativa de cada uno, afirmación que pasa por alto las dificultades que muchas personas encuentran a la hora de hacer valer la que, tal y como ellos la conciben, es su verdadera sexualidad.

    Para entender bien a qué se refiere la Butler en su crítica al binarismo heterosexista habría que retomar su recurso a la noción de regla, como modelo para la conducta que siempre puede ser resignificado, lo cual no implica que cualquier regla valga.

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  2. Como muy bien apuntas, Efrén, la construcción discursiva de la(s) identidad(des) no implica, ni que tal construcción se haga en el vacío, ni que por el hecho de ser una construcción, se entienda que tiene poca importancia, incluso política.

    Homi Bhabha, aunque expone sus argumentos en otro contexto (el de los nuevos modos de identificación étnica, nacional y religiosa post-coloniales) señala argumenntos similares cuando dice que apuntar a la elasticidad de la identidad, a su dinamismo, no implica que los horizontes sean ilimitados o que el pasado no tenga un peso considerable.

    En todo caso, creo, lo importante de este fragmento de Butler es que pone sobre la mesa el debate "constructivismo-esencialismo" que tantos quebraderos de cabeza da a los científicos sociales. Ella se decanta por un constructivismo radical, tan radical que a su entender todo acto discursivo tiene la capacidad de crear subjetividades, a partir de la nada, como si de una tábula rasa estuvieramos hablando.

    Seguiremos con el debate en la sesión pertinente.

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